Por Venecia Joaquín
Nunca antes, el sistema de partido político había estado tan desprestigiado. Todo parece indicar que terminaron las ideologías… todos son iguales.
Un Partido Político se supone que es una entidad donde los individuos que lo conforman, comparten ideales, valores, planes y proyectos; son mecanismos para insertarse en la sociedad, para promover la participación de los ciudadanos en la vida pública; para fomentar la democracia, evitar la dictadura. Persiguen el control del gobierno o parte del mismo para ayudar a la población a elevar su nivel de vida, con equidad, justicia y respeto.
Cada partido tiene una ideología definida, que mueve sus acciones y atrae simpatizantes. Lamentablemente, casi todos la han perdido. Se han convertido en bancas de apuesta. Algo así como centros comerciales, donde compran y venden desde la vergüenza personal, hasta el alma de la institución y de la patria: soberanía, valores, cargos, recursos del pueblo, credenciales de la entidad, etc. Todo pasa al mejor postor.
En las negociaciones, hay subastas, vistas públicas, intercambio de mercancías, acuerdo de aposento, especialmente en época de elecciones.
La mejor tajada es para los ricos…. la migaja para los pobres. En la cúpula deciden quién será el jefe de determinada parcela. No importa que el personaje sea un corrupto, se lo imponen al pueblo, a cambio de tarjetitas y limosnas presentes y futuras.
¿Convención interna?, ¿Métodos democráticos?, ¿Para qué?, Creen que “el mal comió no piensa”.
Casi todos los partidos que han llegado al gobierno, han olvidado “los hijos de machepa” y han adoptado el lema “servir primero la cúpula y cuando sean millonarios, es el turno de la base, del pueblo”… pero este nunca llega.
Algunos líderes asqueados, han salido del escenario.
Hoy, el partido de gobierno tiene todos los recursos y poderes, el ejecutivo, el legislativo, el judicial ¡está blindado! Su banca de apuesta, aguanta todas las posibilidades… honestos, corruptos, liberales, conservadores… Se da el lujo de comprar partidos enteros con símbolos y líderes. De estos, algunos entran en la oferta inicial, otros forman tienda aparte o andan pidiendo alojamiento.
La oposición, cuando le ha tocado gobernar, ha hecho lo mismo. No hay forma de que llamen al pueblo a luchar ¡con firmeza y coraje! por la decencia, justicia y bien común.
¿Y la Ley de Partido?, ¿Abogan por ella para institucionalizar estos centros comerciales?, ¿Garantizará la democracia en los partidos?, ¿La pondrá como condición antes de darles millones de pesos de los impuestos que paga el pueblo, sin participar?, ¿Cómo asegurar ética en las altas cortes?.
Pido a Dios luces para un cambio radical… Con el sistema político vigente, apenas puedo contener las náuseas.
veneciajoaquin2010@hotmail.com